La Vida

He pensado muchas veces en la vida... y en la muerte.

Y últimamente mucho en vivir el día a día, disfrutando al máximo de todos los momentos, especialmente los -en apariencia- más pequeños.

Ayer me enteré de que una persona cercana, querida, amante de la vida, alegre, genorosa, servicial y feliz, se está muriendo.

Y me he acordado de la última vez que le vi, la útima vez que hablamos, la última vez que me enseñó su Museo, porque acababa de hacer "el Camino de Santiago en veinte minutos" (una maqueta del Camino preciosa)... y de muchas cosas más.

Cuando una persona a la que aprecias y quieres se va para siempre recuerdas ese tipo de cosas, y deseas volverla a ver, que no se muera (¡todavía no!) y te preguntas por qué, y por qué a ella y... te sientes impotente, porque no puedes hacer nada, y recuerdas una vez más la levedad de la vida, del tiempo, de la relatividad de todas las cosas... y te das cuenta de que sigues sin estar preparada para ello.

Pero por otro lado sientes que su presencia estará siempre contigo, en los lugares donde te ha regalado risas, historias, enseñanzas, en tu recuerdo y en el viento.

Por eso y mil cosas más, quiero recordar... que vale la pena dedicar el tiempo a los seres queridos, y decirles hoy lo que sientes hoy, lo que quieres hoy, lo que se merecen hoy, sin esperar a mañana porque igual mañana ya no les vuelves a ver más...

Quiero enviar un abrazo muy fuerte a Carlos hoy, para que si sale de ésta se lo pueda dar en persona y si no... pues que le llegue HOY.

CARLOS, pase lo que pase, seguirás existiendo mientras los que te hemos conocido existamos. La gente como tú no muere, se transforma...