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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Arte, Schopenhauer y dolor de cervicales


(A propósito de la exposición Recortes Interiores, de Ana Soler.
León, Edificio Botines de Gaudí, hasta el 30 de noviembre)

Cuando vi esto en la exposición se me encogió un poco el alma.
Sentí una comunión especial con cada una de estas personas. Las vi atrapadas en su burbuja particular, aisladas en su circunstancia e intenté buscarme reflejada en alguna de ellas. Sentí una profunda sensación de soledad, dolor ahogado y pena. Las vi y me vi desde fuera, en un mundo absurdo de vorágines, de vidas-sin-sentido y sin aire. Sin embargo, cuando observé que algunas estaban fuera de la burbuja de cristal pensé que había opción a la esperanza. Un poco de aire se abrió paso en mis pulmones. Pero finalmente con quien me sentí más identificada fue con la figura de la mujer con una maleta a la espalda. No sé si sería por una necesidad de huir, pero el deseo de ser esa persona que en soledad se aleja con su maleta y un abrigo me hizo estremecer. Miradla. Apenas se ve su rostro y lleva la maleta apoyada en la espalda. Se aleja. Se va…

Otro detalle de la exposición que me estremeció fue un conjunto de té blanco japonés en una gran alfombra perfectamente preparada para la ocasión. Todo exquisitamente dispuesto, supuestamente dispuesto, previsiblemente dispuesto, casi invitando a sentarse a tomar ese té… imposible de ser tomado. Una segunda ojeada al conjunto de té permite percatarte de que es imposible, porque la tetera y las dos tazas están llenas de agujeros.

Entré por casualidad, cuando salí a la calle esta tarde ni pensaba ir a una exposición, así que una vez más creo que fue ella la que vino a mí. Me ha pasado en otras ocasiones, especialmente con libros, que me vienen a las manos y me hablan en momentos en los que igual necesito escuchar… o simplemente parar. En ese “camino lento” del que os he hablado otras veces.

Así que después de ver la exposición me senté en una escalera a leer el folleto, en el que me encontré a Schopenhauer, y leí que “el dolor no proviene del exterior, sino que es parte de nosotros mismos, es interior. A las sucesivas satisfacciones de la voluntad, vuelve a responder con su presencia, puesto que por muchos deseos que se cumplan, siempre correremos hacia otros nuevos, nunca existirá la satisfacción plena”. Y de nuevo sentí cómo un hilo de tristeza, nostalgia, melancolía me rodeaba… Pero me dieron ganas de leer a Schopenhauer, y como no tenía un libro a mano, llegué a casa y busqué algo en internet. Y (en Wikipedia) me encontré con la voluntad, el principio de individuación, la ley de causalidad… y la idea de la vida como esencialmente sufrimiento, y la existencia humana como una oscilación entre sufrimiento y tedio…ufffff.

Total, que el dolor que azota mis cervicales y el cabreo por no poder correr esta semana se están mitigando… jeje, paradojas de la vida, misterios del invierno… será la magia del arte :-).

(¿Lo meto todo en la maleta de la mujer que se aleja?)


Saludos a tod@s, y en especial a los que tampoco podéis salir a correr esta semana, sea por la causa que sea. Y los que sí, pues ¡disfrutad por nosotros! :-)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Arte es tu mirada, arte es tu sonrisa.....ARTE eres tu, besos ninha.

Espirulina dijo...

Me considero una privilegiada, tengo 17 minutillos por delante...


Ánimo, Teco, que una semanita pasa pronto.

¿Has leído "Las consolaciones de la filosofía", de Alain de Botton? Mola.

Tecolinha dijo...

AFORTUNADO: vaya, pues ahora sí que me duelen menos las cervicales, leches, con estos piropos...

ANA: :-) pues se pueden hacer varias cosas en esos 17 minutillos, jeje.

síiii, a ver a ver si pasa jeje.

Pues no lo he leído, pero tomo nota, muchas gracias :-)