El 2007 fue para mi uno de esos años que cuando llega a su fin te deja un sabor agridulce en el cuerpo, y un punto melancólico porque se va.
Ha sido el primer año completo con la increíble Julieta, el regalo más maravilloso que he tenido jamás.
El cambio en mi vida, de su mano, ha traído otros cambios que se han instalado tras el vendaval. Algunos me han salvado en las tormentas, en las dudas, en los ahogos, y con otros ahí sigo, debatiéndome entre seguir luchando contra ellos o rendirme sin más.
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