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domingo, 23 de diciembre de 2007

Primer domingo de invierno: Rodiezmo

Primer domingo de invierno, en las praderas de Rodiezmo, bajo la mirada atenta del siempre presente Fontún, o Machacao, o... qué importa el nombre.
La primera vez que lo miré (1987) lo llamé "esa montaña" y aquella fotografía de entonces me trajo su imagen de nuevo siete años después.
Y yo que pensaba que lo había descubierto subiéndolo... Y lo tenía dentro, refugiado en quién sabe qué rincón inviolable y tierno.
Y cada ascensión ha sido un reencuentro, y un encuentro, y un enamoro, y un abrazo...
Y cada vez que me mira, me detiene, aunque sólo sea un segundo, un minuto, una hora, y me llena por dentro, con el mismo poder de la primera vez, con el mismo fuego del primer beso, del primer amor, de la primera muerte.
Y hoy, de nuevo, al mirarlo, me pregunto si es cierto que veinte años no es nada, como me he preguntado tantas cosas en estos veinte años, como se las he preguntado a él, y nunca responde, sólo mira, invita y calla.

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